La Realidad, el Reflejo de Nuestra Programación Inconsciente
Aunque nos han hecho creer que la realidad es algo que ocurre y no depende de nosotras, lo cierto es que la realidad no es una experiencia objetiva que todos vivimos de manera igual. Es un reflejo de nuestra programación interna y de nuestras emociones.
Lo que vemos, sentimos y experimentamos es el resultado de nuestras creencias, bloqueos emocionales y patrones inconscientes. Cada pensamiento y emoción que no hemos sanado, cada creencia limitante que hemos adquirido a lo largo de los años, se proyecta en nuestra vida diaria. Es decir, nuestra realidad es como un espejo de lo que llevamos dentro.
Podemos decir que llevamos permanentemente unas gafas a través de las cuales vivimos experiencias que no hemos elegido conscientemente ya que son el resultado de nuestros programas internos.
El Inconsciente y la Realidad
Para entender esta conexión, primero es importante hablar del inconsciente. El inconsciente es esa parte de nuestra mente que guarda absoluitamente toda la información de que ocurre en cada instante, y que influye y condiciona nuestra vida aunque no lo sepamos. Esto incluye las creencias que hemos formado desde la infancia, los patrones de comportamiento aprendidos, los traumas no resueltos y las emociones reprimidas.
Lo fascinante es que, aunque no seamos conscientes de estos procesos, nuestra mente inconsciente tiene un poder inmenso sobre lo que atraemos a nuestras vidas. Es como si el inconsciente estuviera “dirigiendo” la película de nuestra existencia, sin que nosotros tengamos acceso a todo el guion. Esta película, en forma de nuestra realidad, se presenta tal y como es porque nuestro inconsciente está creando y proyectando esa imagen constantemente. Es decir, si tenemos una enfermedad, si tenemos no la relación de pareja que queremos, si no estamos en el trabajo que nos gustaría, etc, es porque nuestra software inconsciente tiene instalado el programa que nos lleva a vivir una realidad, unas situaciones no que queremos y lo que queremos no lo podemos tener porque no tenemos el programa correcto.
Nuestra programación inconsciente crea nuestra realidad
Aquí te dejo algunos ejemplos de La Realidad, el Reflejo de Nuestra Programación Inconsciente
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Relaciones Personales
Uno de los ejemplos más claros de cómo el inconsciente moldea nuestra realidad es en las relaciones interpersonales. Si una persona tiene bloqueos emocionales derivados de experiencias pasadas, como una infancia marcada por el abandono o el rechazo, es muy posible que atraiga a parejas que también actúan de forma distante o indiferente. Este patrón, en apariencia “inexplicable”, no es más que la manifestación externa de un dolor emocional no sanado que, de manera inconsciente, la persona sigue recreando una y otra vez. Este ciclo sólo se rompe cuando la persona es capaz de sanar esas heridas internas y reprogramar sus creencias acerca del amor y el valor propio.
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Carrera Profesional y Éxito
Otro ejemplo común se encuentra en el ámbito laboral. Muchas personas, a pesar de tener talento y dedicación, se encuentran atrapadas en trabajos que no les satisfacen o con la sensación de que nunca pueden alcanzar sus metas profesionales. Esto puede deberse a creencias limitantes adquiridas en su niñez o adolescencia, como la idea de que “el dinero es sucio” “Hay que trabajar duro para dinero” o que “no merecen el éxito”. El inconsciente, por lo tanto, crea circunstancias que validan estas creencias. La clave para cambiar esto es tomar conciencia de esos patrones y sanar las creencias erróneas que nos limitan.
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Salud Física y Bienestar
Los bloqueos emocionales también tienen un impacto directo en nuestra salud física. El estrés crónico, la ansiedad y los traumas no resueltos pueden manifestarse en enfermedades físicas o trastornos emocionales. Por ejemplo, una persona que tiene miedo a pasar hambre, a no tener que comer podría tener problemas de hígado para evitar esa carencia. Otro ejemplo es una mujer que desarrolla un problema ginecológico por la relación de pareja que tiene o que no tiene.
Al liberar estas emociones reprimidas y reprogramar la mente inconsciente, es posible no sólo mejorar el bienestar emocional, sino también experimentar una mejora significativa en la salud física.
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La Percepción de la Realidad
Nuestra percepción de la realidad también está influenciada por la forma en que interpretamos el mundo. Las personas con una visión pesimista o cínica de la vida tienden a percibir las experiencias cotidianas de manera negativa, incluso cuando las situaciones no lo son necesariamente. Esto puede ocurrir debido a una programación temprana que enseñó a la persona que el mundo es un lugar peligroso o que no se puede confiar en los demás. Así, el inconsciente actúa como un filtro que distorsiona la realidad, llevándonos a interpretar los eventos de acuerdo con nuestras creencias preexistentes.
Cómo Liberarse de los Bloqueos Inconscientes
Es importante comprender que no tenemos que vivir con las creencias y patrones limitantes que arrastramos y/o hemos heredado. La clave para transformar nuestra realidad es tomar conciencia de estos bloqueos, sanarlos, y reprogramar nuestra mente. Terapias como el Método Kíbar, que trabajan a nivel inconsciente, son herramientas poderosas para liberar las emociones atrapadas, transformar creencias limitantes y cambiar patrones de pensamiento automáticos que nos mantienen atados a una realidad que no deseamos.
Conclusión: El Poder de la Transformación Interna
La realidad no es un conjunto de hechos externos que simplemente suceden, y sobre los que no podemos influir, sino que son una proyección de lo que llevamos dentro. Nuestros pensamientos, emociones y creencias más profundas están moldeando lo que experimentamos día tras día. La buena noticia es que, al sanar y reprogramar nuestra mente inconsciente, podemos cambiar completamente la forma en que vivimos. La clave está en el autoconocimiento, la introspección y el compromiso con nuestro proceso de sanación. Al hacerlo, nuestra realidad comenzará a reflejar una versión más auténtica, libre y próspera de nosotros mismos, y, por supuesto, viviremos una realidad diferente con independencia de las circunstancias externas.